El código de color aplicado a la limpieza profesional es posiblemente uno de los métodos más sencillos y eficaces para prevenir la contaminación cruzada. En la limpieza, es fundamental mantener una higiene adecuada, evitando que los materiales utilizados en una zona no se utilicen en otra. Para ello, el uso de estas marcas es muy positivo, seleccionando diferentes colores y asignando a cada color una tarea específica como la limpieza de aseos, zona de cocina, zonas de entrada o recepción.

Rojo

En baños, para la limpieza de aseos y zonas con alta carga bacteriológica.

Amarillo

Se utiliza en otras áreas menos bacteriológicas (lavabos, ducha, etc.).

Verde

Para áreas de cocina y preparación de alimentos.

Blanco

Para cualquier otro tipo de limpieza en general.

Azul

Destinado a áreas generales y se utiliza muy a menudo para limpiar ventanas.

Esta codificación de colores sirve para reconocer inmediatamente las herramientas adecuadas para cada trabajo en particular pero su principal objetivo es evitar la posible propagación de algún tipo de bacteria y al mismo tiempo sirve para mantener un mayor orden en el almacenamiento de las herramientas de limpieza. De particular importancia es el uso de códigos de colores para evitar la contaminación cruzada cuando se utilizan los mismos instrumentos de limpieza en áreas de contacto con alimentos con áreas sin contacto con alimentos.